Biografía de una ''Adulto Joven''

Entré a estudiar a la Universidad el año 2015 a la corta edad de 17 años, era la segunda vez que debía cambiarme de ciudad, así que experiencia de estar lejos de papi y mami, tenía bastante… o bastante poca, porque no puedo decir que fue sacrificado, pasé de las faldas de mami, a las faldas de una tía, así que jamás moví un dedo, me hacían todo.

Actualmente tengo 22 años, vivo sola y no tengo a nadie que me haga las cosas. He cambiado, pero no me malinterpreten, no soy una super adulto que trabaja, estudia y tiene todo resuelto, aunque me gustaría. Realmente sigo siendo un desastre y a veces es deprimente, porque estoy en una edad complicada, no soy adolescente pero tampoco soy muy adulto, estoy como en una transición, decidiendo en qué o en quién quiero convertirme. No sé si a todas/os les pasó o les pasa, pero honestamente yo me pregunto -citando a el rey cebollero, Marco Antonio Solís- ¿a dónde vamos a parar? Cada día me convenzo más de que no estoy lista para la vida de adulto, pero ¿quién lo está?

Claramente he cambiado en algo estos últimos años, ahora me molesta que la loza se acumule y ando viendo manchas en el suelo. Lo que más me molesta es el pelo que sale por todos lados, ahí me he dado cuenta de que, si no estoy calva, es por pura suerte; lo otro que me enferma es la manchita de caca que queda en el fondo del W.C., a veces me da flojera sacarla y espero que con las múltiples descargas diarias se limpie, si total quién va a venir a verme. Me molestan muchas cosas, no hago nada para que dejen de molestarme, pero es un avance, créanme. La verdad es que soy muy floja, nunca me han gustado las labores del hogar y batallo día a día por no vivir en esas casas que muestran en el Discovery H&H, Obsesivos Compulsivos creo que se llama el programa, porque también tengo algo del mal de Diógenes. Por eso soy muy seria en que no sé qué va a ser de mí, de verdad espero cambiar, ser más proactiva, pero soy tauro, lo siento.

La cocina tampoco me gusta. Siempre he pensado que todos tenemos capacidades diferentes, yo estoy en búsqueda de la mía, no obstante, sé muy bien que cocinar está muy lejos de mis habilidades. En estos años logré cocinar solamente tallarines meramente comestibles, cuando me aventuré más, cambié la salsa de tomate por salsa blanca; sin ir más lejos, hoy cociné tallarines, efectivamente, y quise cumplir un antojo que mi mente creó anoche: fideos con salsa blanca y atún (que en realidad eran estos lomitos de “salmón” porque ni atún tenía). Partí emocionada a comer mi almuerzo, mi creación… ahí quedaron, comí un poco por el hambre y porque me da pena botar la comida. Los tallarines DULCES no son ricos. Así es, compré la crema equivocada y puedo anotar esta situación como otro de mis fallidos intentos de ser adulto. Hablando seriamente, estoy con una crisis existencial enorme, a mi alrededor hay gente de mi edad casándose, teniendo hijos, trabajando, teniendo las cosas claras, resueltas y yo realmente estoy como en piloto automático, me gustaría un poco de esa estabilidad que tanto aparentan tener mis pares, aunque agradezco lo que tengo, tampoco estoy tan el hoyo. El punto es que cuando se es niño, se tiende a imaginar mucho el futuro, lo que haremos cuando seamos grandes. Los 20’s parecen ser una edad muy avanzada en la que vamos a ser adultos y tener muchas responsabilidades, pero cuando llegas, te das cuenta que sigues siendo un pollo, que no tienes tiempo, ni plata, ni energía, básicamente; hay muchos cuestionamientos sobre el tiempo, es decir, te corroe una ansiedad tremenda porque tú vas caminando y los otros van corriendo; te preguntas si habrás tomado buenas decisiones, si la carrera realmente es para ti, si algún día tendrás pololo y así tantas cosas. No tengo respuestas, porque aún me hago esas preguntas, pero si alguien se siente muy mal por no tenerlas tampoco, permítanme servirles de consuelo: Yo tampoco logré ser lo que imaginé que sería a esta edad cuando era chica. Aunque eso ha quedado muy claro después de leer todo lo anterior.

Por

@ica.mi